And I don't know what I've done to me

(Granada – The Good Girls)

La luz golpeó sus ojos al intentar abrirlos con prisa, viéndose obligada a cerrarlos de nuevo. Lentamente comenzó a abrir los párpados, mientras veía miles de sombras a su alrededor mirándola con asombro. Poco a poco, esas sombras se fueron difuminando hasta que tan solo quedaron tres cuerpos, muy diferentes entre ellos, aunque todos tenían el pelo largo y esa cara de preocupación característica que se suele poner cuando algo no va del todo como debería ir.

A la primera figura que Diana reconoció fue a S, que pronto se agacho para abrazarla con tanta fuerza que pensó que volvería a perder la conciencia. Cuando ésta se le despegó, pudo vislumbrar a V; entonces recordó que fue a ella a la última que vio cuando todo se tornó gris. ‘¿Qué me ha pasado?’ preguntó inocentemente esperando una respuesta inmediata, sin embargo, no llegó tan rápido como pensaba, sino que el silencio se apoderó de la habitación. Un momento… la tercera persona que estaba allí, junto a ella, era su abuela, que por cuya expresión, se podría concluir que era la más preocupada de todas.

Entonces la respuesta a su pregunta comenzó a emanar de los labios de Vicky: ‘ibas por el pasillo dando tumbos muy bebida, cuando supiste que yo estaba aquí, quisiste entrar, pero tropezaste y desafortunadamente te golpeaste contra el tocador de S, quedando durante un buen rato sin sentido, te habías pasado la noche bebiendo sin parar’. No era lo que ella recordaba, es más, no recordaba nada que hubiera transcurrido en los últimos cinco minutos antes de caer al suelo.

Elia, su abuela, la cogió de la mano, y con un gesto indicó a las demás que salieran de la habitación. ‘Cariño, esto no puede seguir así’ comenzó explicando, ‘Tal vez me odies, pero sé que algún día me lo agradecerás, y yo estaré muy orgullosa de ti’ en aquel momento una lágrima empezó a recorrer su mejilla derecha.

‘¿Qué quieres decir?, ¿Qué pasa?’ preguntaba ingenuamente mientras intentaba ponerse en pie; ‘Pequeña, sube al coche, nos veremos pronto, pero por el momento, debes permanecer en un…’ hizo una pausa, evitando más lágrimas, ‘te llevaré a un centro de desintoxicación’.

¡Vaya! sea lo que sea que hayan hecho a la HB en el pasado, lo están pagando ‘demasiado’ caro, ¿acaso ser guapas y ricas no es ya suficiente castigo?

'Una persona que quiere venganza guarda sus heridas abiertas' – Francis Bacon

Nos vemos pronto, TSG

Bienvenida a la HERMOSA primavera

(Granada – The Good Girls)

La primavera ya está aquí, y que mejor manera de festejarla que dando una gran fiesta en casa de S. Chicos y chicas de la ciudad, preparad vuestros vestiditos cortos y camisas con estampados alegres, porque, aunque hayan tardado, nuestras chicas han llegado a la conclusión de que necesitan crear un gran evento para alejar rumores sobre todo lo malo que anda ocurriendo a su alrededor, ya sea la desaparición de Amanda o el trágico asesinato del señor Rojas a manos de su fiel esposa. Esto conllevará  a que se produzcan dos grandes ausencias, la de A y la de M.

A pesar de lo que pueda parecer, esto no ha sido idea de Sofi (no es tan inteligente), sino de sus padres, hartos de los cotilleos que circulan por todas partes. De este modo fingen que todo va ‘bien’ o todo lo bien que pueden ir las cosas cuando todo va mal…

También pude ser el gran momento de S para presentar su nueva caza en sociedad. Da la casualidad de que su novio, no solo es perfecto físicamente, sino que además maneja grandes cantidades de dinero gracias a los negocios de papá. Y pensar que todo surgió en un apestoso autobús.

Desde la barandilla de la segunda planta, Damián observa cómo van llegando los invitados, mientras su hermana los recibe con una gran sonrisa en los labios, la misma que tendría él si Sofi se supiera controlar, pero qué más da cuando se tiene en las manos el arma perfecta, la verdad. Junto a él se sienta Damián, que desde el accidente se ha convertido en su sombra, más que su novio ahora es su mayor aliado, el también conoció a S y sufrió su furia…

La fiesta apenas ha comenzado y ya podemos observar como la pequeña Didi no para de tambalearse y abrazarse a todo aquél que se acerca a saludarla. Va de un lado a otro, persiguiendo a los camareros que pasean con bandejas llenas de todo tipo de bebidas. Sin que lo sepa, se ha convertido en hazmerreir de la fiesta, y S no puede estar más avergonzada de la situación. Verla en tal estado le ha llevado a reflexionar sobre el asunto de sus amistades. Ahora que A no está y M pasa por una situación que le impide hacer vida social normal solo le quedan la gordita borracha y… la otra. Tal vez debería ir pensando en renovar la lista.

Mientras Diana deambula por el piso superior y tropieza una y otra vez con la colección de sillas y divanes que recorren el pasillo, oye a hablar a V en la habitación de Sofía. Por fin las encuentra, sin embargo,Valgo la frena; Vicky está dejando algo sobre la cama.

La irrupción repentina de Diana hace que ha Vicky le comiencen a temblar las piernas; D coge la nota de la almohada y la lee en voz alta ‘La verdad no mancha los labios de quien la dice, sino la conciencia de quien la oculta – Cada vez más cerca, LHB’.

Didi no puede dar crédito a lo que ven sus ojos, ‘lo sabía’ susurra tocándose el pelo en una expresión de dolor máximo, mientras su voz va en aumento progresivamente, ‘sabía que tarde o temprano irías tras ella, ¿dónde la escondes?, ¿sabes lo que ocurrirá si todo sale a la luz?, ¿sabes a dónde regresarás?’; ‘No me quedó otra elección’ responde V mientras se le parte la voz, ‘ me prometió que me ayudaría si entraba en su juego’;  ‘¿Así es como llama ella esto? ¿juego?, preguntó sorprendida D ‘ Vicky, ella no está bien, solo dice lo que quieres oír para conseguir lo que desea, yo ya viví esta historia’. 

De repente, una voz tremendamente conocida suena tras ella, ‘Tú no sabes nada, das pena, primero bulimia y ahora alcoholismo, siempre fuiste una fracasada, nunca deberías haber estado metida en esto, una lástima que tu final sea el mismo que el de las demás chicas’; cuando D se arma de valor para girar la vista, recibe un  gran golpe en la nuca que la deja tirada en el suelo, totalmente inconsciente. 

En fin, habrá que llamar a alguien, aunque nadie se sorprenderá, al fin y al cabo, es una fiesta de S.

TSG

El diario de V

10 de septiembre de 2008
Estoy harta de ellos, solo miran por su bien, se creen que regalándome lujosos vestidos y caros aparatejos pueden retirarme los ‘buenos días’ o los ‘¿qué tal en clase?’. No es que lo necesite, pero se supone que son mis padres, y a veces me siento demasiado sola. Se de sobra que mi personalidad es demasiado compleja para que alguien se pare e intente descifrarla, el mundo tiene demasiada prisa y si en los 10 primeros minutos de conversación no siente que tiene un campo de experiencia amplio compartido contigo, pasas a ser automáticamente ‘esa rarita que no concuerda con los gustos de mayoría’.
No he tenido mucha suerte con la gente en mis antiguos colegios, como aquel tan pequeño donde la gente era ya una piña cuando yo llegué, o aquel otro, tan inmenso que apenas nadie conocía a nadie, pero siempre tengo que marcharme antes de poder terminar el curso… es lo que tiene que tus padres no sepan dónde poner el jodido huevo, los odio tanto… odio tanto a esta maldita sociedad tan llena de mentiras y rabia. Pero algún día les daré un escarmiento, un castigo a todos, como aquella vez en la cabaña, cuando el chico rubio intentó hacer trampas mientras jugábamos al escondite, creo que se pasó los siguientes 2 años llorando cada vez que alguien pronunciaba mi nombre.
Siempre he creído que  existen dos tipos de personas, aquellas que nacen para mantener el cuello erguido y caminar hacia adelante, y aquellas otras que han nacido para llevar la cabeza gacha y seguir a los primeros… yo soy de los elegidos, los que nunca miran hacia atrás y sirven para dar órdenes y manejar al resto de rebaño, lo sé, aunque todavía nadie se haya dado cuenta.
Y aquí estoy, otra maldita mañana intentando empezar de cero, en otra ciudad, otra casa, y un nuevo instituto, pero esta vez intuyo que las cosas van a ser diferentes… creo que ha llegado mi momento.

Nuevos aires


Las cosas parece que van de mal en peor en el pequeño y excéntrico mundo de nuestras chicas, A huye con su madre por culpa de una peligrosa mafia y sus ajustes de cuentas; M permanece en casa cuidando de su hermana pequeña mientras su madre ha confesado haber matado a su marido; D cada día está más perdida en una vida que ella nunca hubiera elegido y su única forma de cerrar los ojos para no ver su patética existencia es ahogar las penas en alcohol hasta perder el conocimiento; y finalmente S, que, sin prestarle mucha atención a las necesidades que pudieran tener sus mejores amigas, las cuales no están pasando por su mejor momento, sigue su vida con el nuevo chico, que como conté en post anteriores, lo conoció en el bus urbano (ni la mejor película de Jennifer Anniston igualaría la comedia romántica que supone en estos momentos su vida), sin embargo, aún falta un personaje esencial, V, que durante tres años ha movido los hilos cuidadosamente para que todas y cada una de las integrantes del grupo quedaran enredadas en un amasijo de secretos, demasiado peligrosos para ser revelados, pero enormemente tentadores para ser callados, y es que, aunque en la actualidad permanezca en la sombra dando la impresión de personaje secundario, Vicky fue el punto de partida para que esta historia pueda ser contada, por lo que a partir de este momento y semana tras semana iremos revelando páginas de un documento de gran valor en esta trama, se trata del diario de V… Un archivo esencial para conocer cómo surgió todo, y que tal vez nos aporte pistas para saber por qué traiciona a las chicas y quien es esa tal HB.

Cuando despierte

(Granada - The Good girls)
M permanecía en aquella sala que olía a veneno para ratas, con grandes sofás llenos de manchas de café. Se suponía que su madre había ido para hacer unas declaraciones a la policía, pero ya debería haber salido de aquel lugar, sin embargo, las horas pasaban y nadie podía decirle que estaba pasando.
De repente, una mujer bastante mayor y con una expresión continua de indiferencia en su arrugada cara le avisó de que podía pasar para hablar con la señora Rojas.
Allí estaba, con la cabeza agachada, algo que  suele hacer cuando necesita pedir perdón. Minerva se sentó justo  en frente de su madre, no fue necesario preguntar nada. Sabía lo que estaba pasando, pero necesitaba oírlo de su propia boca. ‘Mamá, ellos ya lo saben, ¿verdad?’ preguntó M con una voz entrecortada; ‘solo saben lo que yo he querido que supieran, les conté los maltratos diarios a los que nos sometía tu padre, y también les hable sobre la última noche en la que nos agredió, les narré como, tras golpearme varias veces, se dirigió a mi hija pequeña, entonces no me quedó más remedio que coger su arma, apuntar la cráneo y disparar, lo demás está borroso en mi mente’, ‘pero, ¿por qué lo has hecho? Sabes que tu historia no es verdadera, no dejaré que te pudras en una celda’ gritaba alterada su hija entre lágrimas. ‘Será mejor que cierres la boca, tú tienes toda una vida por delante para verte aquí, además con la ayuda de nuestros abogados podrían reducir mi pena considerablemente…’ Fueron sus últimas palabras antes de que les interrumpieran. Era hora de que la Señora Rojas se dirigiera a la bonita zona que le tenían reservada en los calabozos.
M se quedó allí, sin decir nada, sin parpadear, ya no le quedaban lágrimas en los ojos, tan solo quería despertar de esta horrible pesadilla.

Mentiras piadosas

(Granada - The Good Girls)
Ana Rojas se encontraba sentada enfrente de un policía con cara de pocos amigos. Éste no paraba de hacerle preguntas que no sabía responder, como por ejemplo por qué su marido no respondía a las llamadas de teléfono, o por qué, sí estaba en un supuesto viaje fuera del país, no se había llevado su coche. Con cada cuestión sin respuesta, la señora Rojas se ponía más alterada.
Tras media hora después del interrogatorio, los policías que llevaban el caso, le comunicaron que no había pruebas suficientes para inculparla, por lo que la dejarían marchar, no sin antes avisarla de que pedirían una orden de registro, y no pararían hasta conocer la verdad.
Mientras se dirigía a su coche, no podía parar de reflexionar sobre las palabras de los agentes, y por mucho que intentara ocultar los hechos, tarde o temprano todo terminaría saliendo a la luz, por lo que una última mentira podría disfrazar la verdad para siempre, aunque eso supusiese su propio sacrificio. Así, volvió a sacar las llaves del coche y se adentró de nuevo en comisaría.
Se sentó de nuevo en el sitio que había ocupado durante horas, mientras los policías se iban acercando con curiosidad por saber que vendría a decir la madre de M.
‘Yo asesiné a mi marido de un disparo’ confesó Ana, ‘Les diré todo lo que quieran saber…pero antes déjenme llamar a mis abogados…’

Tiene derecho a permanecer en silencio

(Granada - The Good Girls)



Las chicas permanecían sentadas en el sofá completamente calladas, mientras M daba vueltas sin parar por toda la casa con su móvil en la mano e intentando contactar con su madre, la cual ya habría salido de la oficina y estaría volviendo a casa. Sí la avisaba con tiempo de que un par de policías la estaban buscando, el susto sería menor cuando descubriera a los dos hombres uniformados en su cocina preparando café para acortar la espera.

Sin embargo, su madre no cogía el maldito teléfono, y por más que intentaba sonsacarle a los policías el porqué de su visita, no soltaban prenda. Por fin, al final de la calle se dejó ver el coche de la señora Rojas, y Minerva salió corriendo hacia la ventanilla para susurrarle al oído lo que estaba sucediendo. Las únicas palabras que pudieron salir de la boca de Ana (la madre de Minerva) fueron para que su hija, que estaba temblando, se relajara.

Cuando Ana entró en casa, los policías ya estaban terminando su café. La mujer se dirigió con temple a la cocina donde mantuvo una larga conversación con los muchachos. Las chicas mientras tanto permanecieron en el sofá, observándolo todo pero sin oír ni una sola palabra. Al terminar el diálogo los hombres salieron a fuera y Ana se acercó a Minerva intentando que su hija no viera que su madre estaba totalmente aterrada. Le cogió la mano y mirándola a los ojos le explicó:

- La señora Sarcos (vecina de la familia) escuchó la pelea de la pasada noche, la muy jodida llamó a la policía alertándola de que había oído disparos. Estos entrometidos fueron hasta las oficinas de tu padrastro donde les aseguraron que hacía ya varios días que no daba señales de vida, y por lo que parece tampoco se creen que esté de viaje. Debo acompañarlos a comisaría, pero no te preocupes, todo saldrá bien, cuida de tu hermana, y te ruego que no intentes nada, saldremos de esta, lo prometo.

Tras secarse los ojos con las mangas de su jersey, le dio un suave beso en la mejilla y se adentró en el coche patrulla.

Desde la puerta de casa, Minerva, pudo ver como el vehículo se alejaba calle abajo, mientras, por muchos abrazos de consuelo y apoyo que las chicas le daban, sus lágrimas no cesaban.

La llamada de A

(Granada - The Good Girls)


Parece que las chicas están eufóricas, y no es para menos, pues por fin han recibido noticias de Amanda. Estaban en clase y M recibió un mensaje. En él, Amanda explicaba que estaba bien y que llamaría a casa de Minerva sobre las siete para explicar todo lo que le había sucedido, por lo que le pidió que corriera la voz para que se reunieran todas las chicas en la casa.

Y así ocurrió. Una hora antes, comenzaron a llegar una a una, reuniéndose finalmente todas en el salón de casa. Minerva, Sofi, Vicky y Didi se mostraban expectantes, mientras manifestaban alegría a la vez que inquietud, incapaces de permanecer en reposo. Mientras S le hablaba a M sobre su nuevo chico, V se servía un refresco del frigorífico, y D se limitaba a mirar fijamente el teléfono.

A las siete, con puntualidad inglesa, el aparato comenzó a sonar. Entonces todas se lanzaron para cogerlo, chocando unas  manos contra otras; al fin, fue S quien descolgó el teléfono.

Amanda comenzó a hablar. 
Entre otras muchas cosas, Amandita les explicó todo lo que había pasado hasta el momento, también les contó por qué les había ocultado esta historia desde el principio. Les pidió discreción, ya que imaginaba que sus rastreadores estarían por la ciudad buscándola sin cesar.

 Según sus palabras, lo más justo, a pesar de convertirlas en cómplices, era revelar su secreto, de todas formas ya eran de algún modo cómplices desde hacía unos años. Antes de colgar, se despidió una a una de todas, asegurándoles que tarde o temprano volverían a verse, fuese dónde fuese. Mientras le tocaba el turno de la despedida a Minerva comenzaron a aporrear la puerta, ella hizo señas para que fueran a ver de quién se trataba.

Al otro lado, M, aferrada al teléfono, pudo ver la cara de sorpresa de las chicas al abrir la puerta; S se acercó a ella para comentarle que la policía estaba esperándola en su hall.

El veneno más dulce

(Granada - The Good Girls)

El telón comienza a abrirse, el lugar elegido para la escena es un viejo y sucio bar, al que apenas entra un rayo de sol por los grandes edificios que se construyeron posteriormente en la acera de enfrente. Es tan pequeño que el dueño no siente la necesidad de contratar a nadie más para que le ayude en el negocio. Suele tener unos clientes fieles, pocos pero fieles, normalmente maridos que viven por la zona y que no soportan su insufrible y aburrida vida. Sin embargo, ha llegado un nuevo cliente. Se sienta en un taburete con las piernas cruzadas. Parece tener demasiadas preocupaciones, pues no ha parado de beber desde  que llegó hoy, aunque no ha dicho ni una palabra, a pesar de los intentos de conversación del camarero. En su gran bolso, junto a la cremallera, hay varias chapitas hechas con fotos pequeñas, en la mayoría de ellas parece muy feliz junto a cuatro chicas más, y en otra de ellas aparece en letras brillantes un nombre: Didi, por lo que el chico que hay detrás de la barra ha supuesto que se llama Diana.

Aunque ella no lo quiera asumir, su mayor problema en estos momentos no es que exista un personaje que la chantajee con partes escabrosas de su vida, o que su abuela se vea a escondidas con su sirviente, ni tampoco que la única persona en la que confiaba la haya dejado por teléfono, sin lugar a duda, su mayor problema es su terrible enfermedad.

Cada vez que se dispone a coger su vaso, deja al descubierto unos temblores atípicos de alguien tan joven, además, parece bastante torpe pues ya es la tercera vez que tira el servilletero al suelo. Otro de sus síntomas más evidentes es la pérdida de memoria. Sin apenas darse cuenta, en su mente, se van abriendo lagunas cada vez más amplias que le impiden recordar cosas tan sencillas como de qué color es la ropa interior que lleva puesta. También son perceptibles los síntomas en su mal humor, su pésima alimentación, las náuseas, los vómitos, su cansancio, alucinaciones…

Todo esto se podría resumir en una frase:

Hola, me llamo Diana, y soy alcohólica.

Thank U God For I'm Pretty

(Granada - The Good Girls)

Hola de nuevo pequeños cotillas, no sabéis cuanto lamento no poder haber escrito en el blog con más frecuencia estos días, pero aquí estoy, y nuestras chicas, a pesar de su seudónimo, han sido muy… muy perversas.

Hoy, por si alguien estaba un poco cansado del mal rollo que se respiraba en el ambiente, os traigo una bonita historia de ‘amor’, y es que la chica más sencilla y humilde del mundo se ha vuelto a ‘enamorar’.
Queriendo (por fin) dejar de lado su fatídica historia con Dani, ha comenzado a verse con una nueva víctima.

Todo comenzó una soleada mañana, cuando una joven caprichosa y ambiciosa se levantaba con el pie izquierdo. Nada más salir de la cama, descubrió que no había agua caliente para darse una ducha relajante antes de comenzar las clases. Más tarde, el desayuno no llegó a la mesa a tiempo, por lo que se saltó la comida más importante del día. Aunque lo peor estaba por llegar, cuando tras media hora esperando, el taxi que la recogía todos los días no apareció. No quería ni pensarlo, pero eso no podía significar otra cosa que… coger el autobús urbano, con esos tipos que no conocen el término ‘desodorante’, y aquellos con problemas de halitosis que siempre acaban preguntándote la hora, o el típico descarado que aprovecha la mínima oportunidad para meter mano…¡QUE HORROR!

Tras 5 minutos esperando en la parada, ahí estaba ese vehículo rojizo que tanto había visto mientras paseaba y tantas veces había imaginado como seria permanecer en su interior, aferrado a uno pasamanos sudado. Sin lugar a duda, en los próximos quince minutos se presentaba una gran aventura para ella.

Cuando subió, el ‘amable’ conductor, como todos los maravillosos conductores de bus, la miró con cara de pocos amigos, algo que intimido a nuestra pequeña amiga. Conforme iba avanzando se dio cuenta de que tenía todo el autobús para ella sola, excepto por un personaje que en esos momentos estaba de espaldas. Al escuchar el estruendo de los tacones de S, el chico se volvió y entonces… ¡Ho! Miles de estrellas inundaron aquel extraño lugar, el típico hedor de este vehículo se convirtió en aroma de rosas, el vaivén se transformó en un relajante balanceo que le transporto al mismísimo país de las Maravillas. Sin embargo, todo esto acabo, cuando la persona que había provocado todas estas sensaciones salió por la puerta trasera… En ese momento, Sofía le dio gracias a Dios por ser hermosa. Sabía que tarde o temprano ese chico sería suyo, antes de que a éste le diera tiempo para decir que no.

Día tras día, el bus se convirtió en algo frecuente para S. Tal vez, aquella persona, era la única que conseguía hacerle sentir insegura, y eso era todo un desafío para ella, por lo que después de 3 días, Sofi decidió dar el paso. Se sentó a su lado, y con una bonita sonrisa le dijo ‘podrías pulsar el botón, mi parada es la siguiente’. El chico sonrió, y sin quitarle un ojo de encima,  le respondió con la voz más seductora que tus oídos hayan podido oír jamás ‘No me mientas, tú siempre bajas una parada después de mí, te veo desde el otro lado de la calle’. Ella se sonrojó, entonces supo que ya todo estaba hecho, lo siguiente fue lo estándar: nombres, edad, estudios y el número de teléfono…

Cuando Arón (así dijo llamarse), bajó, S no tardó en recibir un sms que decía:

Ya te estoy echando de menos, que tal si quedamos esta tarde…

La huida interminable

(Granada - The Good Girls)

Apoyando la cabeza contra el cristal húmedo de su habitación, Amanda recuerda los buenos momentos con las chicas, mientras fija la vista en los hermosos montes cubiertos de nieve en aquel pequeño pueblo francés del que probablemente pronto tenga que huir. Ahora debería volver a cambiar su nombre, su pelo, su ropa, he incluso su personalidad, debe convertirse en otra persona si quiere despistar a sus rastreadores.

En estos momentos está visualizando aquellas noches en la que su padre llegaba con grandes bolsas con los logos de las tiendas más caras de la ciudad. Siempre las inundaba de regalos y nunca le había importado lo más mínimo de donde procedía todo aquel dinero transformado en regalos caros. Para ella, su padre era un funcionario más, con un horario aceptable que le permitía pasar tiempo con su familia. 

Pero todo aquello cambió la noche del e19 de octubre de 2008, cuando su padre no volvió a aparecer. Lo más triste es que nunca encontraron el cuerpo, por lo que no pudo tener funeral. A la mañana siguiente, el mejor amigo de su padre se presentó en casa, hablaba atropelladamente y parecía horrorizado. Escucho la conversación con su madre. Según sus palabras, su padre habría cometido un grave error traicionando a la mafia para la que trabajaba, pues su patética avaricia le hacía no estar nunca conforme con lo que tenía. Pronto empezó a robarles grandes cantidades de dinero. Todo desembocó en un espantoso asesinato, no sin antes advertirle que si no devolvía lo robado no solo moriría él sino también su familia. Evidentemente, su padre no pudo hacer frente a esas cuantiosas cifras y ahora la mafia seguía a estas dos mujeres para terminar lo que hace años empezaron.

A John, el chico inglés con el que salía mientras aún se llamaba Reachel, le cuesta asimilar toda esta historia. Cuando Amanda aún vivía en Londres ambos estaban muy compenetrados, y él siempre había creido que no existían secretos entre ellos. Una vez que ésta desapareció repentinamente, comenzó una trepidante búsqueda por todo el continente, pero pronto perdió la esperanza de encontrarla, hasta hace un par de días. Sin embargo, el reencuentro significaba que alguien podría haber seguido los pasos de éste, y ahora su hogar dejaba de ser un lugar seguro, por lo que tendría que volver a ... desaparecer sin más.

TSG