Mentiras piadosas

(Granada - The Good Girls)
Ana Rojas se encontraba sentada enfrente de un policía con cara de pocos amigos. Éste no paraba de hacerle preguntas que no sabía responder, como por ejemplo por qué su marido no respondía a las llamadas de teléfono, o por qué, sí estaba en un supuesto viaje fuera del país, no se había llevado su coche. Con cada cuestión sin respuesta, la señora Rojas se ponía más alterada.
Tras media hora después del interrogatorio, los policías que llevaban el caso, le comunicaron que no había pruebas suficientes para inculparla, por lo que la dejarían marchar, no sin antes avisarla de que pedirían una orden de registro, y no pararían hasta conocer la verdad.
Mientras se dirigía a su coche, no podía parar de reflexionar sobre las palabras de los agentes, y por mucho que intentara ocultar los hechos, tarde o temprano todo terminaría saliendo a la luz, por lo que una última mentira podría disfrazar la verdad para siempre, aunque eso supusiese su propio sacrificio. Así, volvió a sacar las llaves del coche y se adentró de nuevo en comisaría.
Se sentó de nuevo en el sitio que había ocupado durante horas, mientras los policías se iban acercando con curiosidad por saber que vendría a decir la madre de M.
‘Yo asesiné a mi marido de un disparo’ confesó Ana, ‘Les diré todo lo que quieran saber…pero antes déjenme llamar a mis abogados…’

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