El veneno más dulce

(Granada - The Good Girls)

El telón comienza a abrirse, el lugar elegido para la escena es un viejo y sucio bar, al que apenas entra un rayo de sol por los grandes edificios que se construyeron posteriormente en la acera de enfrente. Es tan pequeño que el dueño no siente la necesidad de contratar a nadie más para que le ayude en el negocio. Suele tener unos clientes fieles, pocos pero fieles, normalmente maridos que viven por la zona y que no soportan su insufrible y aburrida vida. Sin embargo, ha llegado un nuevo cliente. Se sienta en un taburete con las piernas cruzadas. Parece tener demasiadas preocupaciones, pues no ha parado de beber desde  que llegó hoy, aunque no ha dicho ni una palabra, a pesar de los intentos de conversación del camarero. En su gran bolso, junto a la cremallera, hay varias chapitas hechas con fotos pequeñas, en la mayoría de ellas parece muy feliz junto a cuatro chicas más, y en otra de ellas aparece en letras brillantes un nombre: Didi, por lo que el chico que hay detrás de la barra ha supuesto que se llama Diana.

Aunque ella no lo quiera asumir, su mayor problema en estos momentos no es que exista un personaje que la chantajee con partes escabrosas de su vida, o que su abuela se vea a escondidas con su sirviente, ni tampoco que la única persona en la que confiaba la haya dejado por teléfono, sin lugar a duda, su mayor problema es su terrible enfermedad.

Cada vez que se dispone a coger su vaso, deja al descubierto unos temblores atípicos de alguien tan joven, además, parece bastante torpe pues ya es la tercera vez que tira el servilletero al suelo. Otro de sus síntomas más evidentes es la pérdida de memoria. Sin apenas darse cuenta, en su mente, se van abriendo lagunas cada vez más amplias que le impiden recordar cosas tan sencillas como de qué color es la ropa interior que lleva puesta. También son perceptibles los síntomas en su mal humor, su pésima alimentación, las náuseas, los vómitos, su cansancio, alucinaciones…

Todo esto se podría resumir en una frase:

Hola, me llamo Diana, y soy alcohólica.

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