10 de septiembre de 2008

No he tenido mucha suerte con la gente en mis antiguos colegios, como aquel tan pequeño donde la gente era ya una piña cuando yo llegué, o aquel otro, tan inmenso que apenas nadie conocía a nadie, pero siempre tengo que marcharme antes de poder terminar el curso… es lo que tiene que tus padres no sepan dónde poner el jodido huevo, los odio tanto… odio tanto a esta maldita sociedad tan llena de mentiras y rabia. Pero algún día les daré un escarmiento, un castigo a todos, como aquella vez en la cabaña, cuando el chico rubio intentó hacer trampas mientras jugábamos al escondite, creo que se pasó los siguientes 2 años llorando cada vez que alguien pronunciaba mi nombre.
Siempre he creído que existen dos tipos de personas, aquellas que nacen para mantener el cuello erguido y caminar hacia adelante, y aquellas otras que han nacido para llevar la cabeza gacha y seguir a los primeros… yo soy de los elegidos, los que nunca miran hacia atrás y sirven para dar órdenes y manejar al resto de rebaño, lo sé, aunque todavía nadie se haya dado cuenta.
Y aquí estoy, otra maldita mañana intentando empezar de cero, en otra ciudad, otra casa, y un nuevo instituto, pero esta vez intuyo que las cosas van a ser diferentes… creo que ha llegado mi momento.
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